El creciente interés por reducir el impacto ambiental de la actividad humana, desacelerar el proceso de calentamiento global y de contaminación del aire, ha llevado a la búsqueda de acciones que contribuyan a estos objetivos desde el punto de vista del diseño y la operación de los edificios. Uno de los elementos que produce efectos negativos sobre el entorno se vincula con el uso de la energía eléctrica.
Dado el origen mayoritario de la generación de energía eléctrica, por medio de la quema de combustibles fósiles, la reducción de su consumo es una de las principales formas de disminuir la huella de dióxido de carbono de una edificación. Para ello, es necesario un control eficiente del uso de este recurso, cuestión que es de vital importancia en la normativa sobre edificios verdes.
Por otra parte, existe la posibilidad de solucionar esta problemática modificando la fuente de energía y sustituyéndola por otra renovable, como la solar o la eólica; de esta manera se logra disminuir significativamente el consumo de combustibles fósiles y la contaminación ambiental. Un análisis más profundo lleva a la incorporación de la generación eléctrica al propio edificio, para intentar así alcanzar la autosustentabilidad de la construcción y eliminar su dependencia de la red de distribución eléctrica.
Como alternativas, aquellas que gozan de una mayor aceptación son los molinos eólicos y los paneles solares, ya que pueden añadirse a la estructura del edificio sin problema alguno. De esta manera, la operación diaria del edificio se nutre fundamentalmente del aporte de energía eléctrica autogenerada a partir de fuentes renovables, por lo que el impacto ambiental de la construcción en el entorno se reduce notablemente. Combinado con un uso mínimo y eficiente de la energía eléctrica, es posible también el aporte de un exceso de la energía generada a la red de distribución, con el consecuente beneficio económico para la administración del edificio.
Edificios inteligentes
Otro de los conceptos referidos al estilo de diseño y operación de edificios, es el de “edificio inteligente”. Si bien esta noción cuenta con varias décadas en existencia, es aún hoy materia de debate entre los expertos el establecer una definición concisa y de aceptación masiva en la industria. En líneas generales, se puede decir que un “edificio inteligente” es aquel que cuenta con un manejo integrado, eficiente y efectivo de sus sistemas, estructura, servicios y administración, con un enfoque orientado al usuario y al empleo de la tecnología.
Durante los años ’80, la idea se refiere fundamentalmente a la maximización del área ocupada y al uso eficiente de los recursos, a la vez que en Japón se comienza a considerar a la electrónica y la automatización como pilares fundamentales de la operación de un edificio.
Hacia finales de la década del ’90 empieza a discutirse la sustentabilidad como eje central en el diseño de los edificios inteligentes. No sólo la incorporación de tecnología en la administración de los servicios sino también para garantizar el uso racional de los recursos, fundamentalmente la energía y el agua. La noción de “edificio verde” se integra al edificio inteligente, y se establecen estándares de buenas prácticas y recomendaciones, como BREEAM y LEED.
La expansión del uso de internet a todos los aspectos diarios de la vida durante los últimos años, mediante el uso de dispositivos inteligentes y el surgimiento de la “Internet de las Cosas” como un concepto que engloba el control de artefactos en forma remota, ha derivado en la intención de interconectar todos los servicios involucrados en la operación de un edificio de forma tal que el monitoreo, análisis y control de su funcionamiento se encuentre a cargo de computadoras. De esta manera, se eliminaría completamente la intervención humana en la operación de un edificio a lo largo de su vida útil.
¿Qué es la certificación LEED?
LEED, o Liderazgo en Energía y Diseño Ambiental (por sus siglas en inglés) es una norma de verificación en materia de Construcciones Verdes que certifica edificios de acuerdo a características de diseño que contribuyan a disminuir su impacto ambiental. La puntuación que otorga dicha norma surge de evaluar la reducción del consumo de agua y energía, y las mejoras en cuanto a calidad de vida y del aire, un valor mayor implica un nivel de cumplimiento más acabado de las directivas. Existen cuatro sellos de color que identifican este grado de adecuación con el cuidado del medio ambiente: verde, plata, oro y platino.
Entre las características con las que debe contar un edificio para ser considerado por los auditores de LEED, se destacan: la cercanía con los medios de trasporte público urbano, la eficiencia en el uso del agua, el empleo en su construcción de materiales sostenibles y de origen local, la innovación y el cuidado en el manejo de la energía y la calidad del aire interior.
La certificación está orientada a compañías que deseen reducir su huella de impacto ambiental y obtener un respaldo de su compromiso verde por parte de instituciones vinculadas a la industria de la construcción. Además, este tipo de iniciativas permite mejorar el vínculo de la organización con la comunidad, debido a que muestra el compromiso por preservar el medio ambiente urbano y reducir el impacto de la actividad del hombre.
El proceso de verificación LEED es integral, comprende todas las etapas del ciclo de vida de una construcción, sea comercial o residencial. La evaluación tiene en consideración factores de diseño y planeamiento, así como también aquellos involucrados en su operación y mantenimiento.
Las personas que deseen convertirse en auditores LEED para evaluar la aplicación de la normativa, deben certificarse a tal efecto, de acuerdo a su nivel de conocimiento y experiencia, tal como sucede en el caso de otras normas y estándares de calidad de la industria.
Tendencias actuales en la construcción
Las demandas de la sociedad actual imponen nuevos requerimientos a la hora de construir una nueva edificación. El cuidado del medio ambiente y el minimizar la utilización de recursos son dos pilares fundamentales sobre los que se erige todo nuevo proyecto.
En este sentido, los “edificios” verdes pretenden incrementar la eficiencia del uso del espacio, reduciendo al mínimo el gasto en electricidad y calefacción mediante el aprovechamiento de la luz solar como fuente de luz y calor. Además, la proliferación de “terrazas verdes” busca reducir el impacto de la urbanización en el medio ambiente, promoviendo la creación de nuevos espacios de vegetación y pulmones naturales para mejorar la calidad del aire.
Por supuesto, la forma más efectiva de evitar alterar el entorno y a la vez ahorrar costos de inversión es no edificar, y es por esto que cada vez más compañías deciden prescindir de oficinas físicas descentralizadas y trasladar sus operaciones a internet. Este tipo de alternativas no se limita sólo a empresas tradicionales, sino que también es adoptada, por ejemplo, por compañías dedicadas al entretenimiento como el casino Gratorama, que brinda el mejor servicio de atención al cliente únicamente desde plataformas en línea. De esta manera, los jugadores pueden resolver todos los inconvenientes que surjan en sus apuestas mediante un chat online, sin tener que desplazarse a ninguna dependencia física.
Con la intención de reducir el impacto ambiental, los nuevos diseños han adoptado formas cada vez más minimalistas, con el objeto de modificar lo menos posible el espacio circundante y aprovechar al máximo condiciones naturales como la luz solar disponible. La evolución de la normativa en materia de edificación y control del impacto ambiental continuará acompañando los nuevos desarrollos tecnológicos. La necesidad de preservar el entorno y mejorar la calidad de vida del ambiente urbano es una problemática que requiere de la mejora continua.